Las pinceladas de la vida se constriñen con los marcos del tiempo cronológico. Puede ser una necesidad organizativa, pero no es un imperativo vital. Los envoltorios de nuestras experiencias los tenemos tan prefabricados, que nos alteramos si no siguen el curso que nos han señalado. Hacemos lo de siempre, pero si no lo hacemos como siempre nos sentimos estafados por el tiempo.

La Historia tiene contenido. Pero no dejamos que el tiempo tenga historia. Así, nos atrapa el calendario y no la vida. Vamos a despedir el peor año de nuestra existencia. Esta frase contiene más falsedades que palabras. Resulta difícil asimilar las limitaciones de nuestra especie en un entorno que creíamos dominado por nuestra superioridad humana.

Los brindis con mascarilla despedirán, de malos modos, un pasado enarbolado por las cuatro cifras del apocalipsis . Con ese mágico sortilegio, lleno de buenos deseos, todo se habrá acabado y todo estará por comenzar. Nuestros abuelos sufrieron la guerra civil. Nuestros padres, la dictadura franquista. Y yo recuerdo a mi madre llevándome a vacunar contra el cólera en el verano de 1971. Medio millón de zaragozanos fuimos inyectados, a toda prisa, para evitar un desastre descomunal. La memoria es mucho más que tiempo, es Historia. Pero nuestra sociedad se mueve por experiencias de tiempo. La principal batalla que libramos es la lucha de los recuerdos personales con los sociales.

El deterioro cognitivo que afecta a la memoria de quienes sufren demencia influye en su identidad al perder sus recuerdos. Es algo natural que, tarde o temprano, llega con la edad. En cambio, el desconocimiento de la Historia afecta a la personalidad social de los humanos.

Hay pacientes que sufren trastornos porque asumen como suyas las experiencias grupales. La suplantación de recuerdos, por la fuerza social, funciona como una técnica de despersonalización. Si la conclusión global es que este pandemiaño ha sido una birria, más vale que estemos de acuerdo. Me sirve el ejemplo para las grandes añadas.

El problema es que siempre nos deseamos que el año siguiente al anterior sea mejor. Y así no hay manera. Sería más gratificante que nos esforzáramos por protagonizar una historia mejor. Pero claro, si sale mal la culpa no sería del año. Hoy es un día histórico que debería imponerse a un calendario maléfico. Comienza la vacunación contra una enfermedad que acabamos de sufrir. No es un consuelo para las víctimas ni sus familias. Pero la ciencia reivindica así la Historia de este año.

El progreso nos hace aprender de los errores o ante lo desconocido. El resto depende de nosotros. Si vemos el peligro lejos, que se arriesguen los otros. Pero si surge una variante del virus, crece el interés por vacunarse de forma proporcional a su peligro. Si llegara una nueva cepa mortal, mataríamos por la vacuna. ¡Las personas somos tan previsiblemente humanas! Disfrutemos de este día de la vacuna. Los creyentes pueden honrar a san Vacunin y los ateos al gran Bakunin .

La semana estuvo presidida por el Gordo y el flaco. El primero pasó por Aragón de perfil. Nos cuesta comprender que las ilusiones solo tengan una posibilidad entre cien mil de cumplirse. La emoción es tan irracional que incluso dotamos de racionalidad al azar. Todos necesitamos creer en algo. Yo, por ejemplo, creo que al terminar este artículo, me voy a dar un paseo.

Flaco favor le hizo el emérito a su hijo. Como dice un refrán republicano: «a Rey flaco, todo son purgas» . El discurso de Felipe VI fue el discurso del Hey . Atendimos al Jefe del Estado, pero nos acordamos más de su padre. Sabemos que no fue un prodigio pero deseamos que sea pródigo. En Zarzuela, se escuchaba el eco de Abu Dabi con la estrofa de Iglesias : “¡ Ya ves!/ ¿de qué te vale ahora presumir?/ Ahora que no estoy ya junto a ti/ ¿Qué les dirás, tú de mí ?

La derecha se relame con la encuesta del CIS. Los quejidos conservadores contra la demoscopia oficial han desaparecido. El trío de ultras y conservadores adelanta a la izquierda que suma PSOE y Podemos.

Un dato para la reflexión y para la reivindicación común de las políticas de progreso. El Consejo de Ministros aprobó el martes el nuevo decreto que suspenderá los desahucios de inquilinos vulnerables e impedirá cortar los suministros básicos de luz, agua y gas. Es el camino para que lo que se avance en el BOE se constate en las urnas. El Senado aprueba definitivamente la ley Celaá y los presupuestos. Nos ha costado despedir las cuentas de Montoro y Rajoy .

En Aragón, David Arranz ha conseguido el gordo de la estupidez. El diputado de Vox pidió que solo puedan celebrar, y viajar, en estas fiestas los muy creyentes. Los tuits se borran, la estulticia no. Obligaría al resto a llevar triángulos de colores, en la ropa, para identificarnos. ¿De dónde habrá pillado la idea? El imperio de la derecha contraataca. El PP se arrepiente del apoyo al acuerdo común por la reconstrucción. Las órdenes de Génova no se detienen ante la magia de Lambán . La ofensiva por tierra, nieve y aire está en marcha. Es lo que tienen las amistades peligrosas. Carecen de sinceridad. Nos leemos en 2021. No les digo que tengan un feliz año. Pero intenten protagonizar sus recuerdos, su acción y su historia, cada día.