Con una satisfacción que no se esforzó en disimular y en medio de una profusión del adjetivo «histórico», el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el desbloqueo de la cumbre del Consejo europeo que hoy debe rubricar el acuerdo del brexit alcanzado entre los negociadores de la UE y los británicos. Tras plantarse ante la UE de una forma inédita en la diplomacia española, Sánchez ha logrado de Bruselas y Londres las garantías de que toda medida que se adopte desde la Unión relacionada con Gibraltar deberá contar con el beneplácito de España. Además, los acuerdos que se refieran al peñón deberán ser específicos y separados de los generales a los que se pueda llegar con las instituciones europeas. Para la diplomacia española la postura de firmeza de estos días y el resultado final del pulso es una espléndida noticia, que refuerza la figura de Sánchez en Europa y tiene resonancias internas, sobre todo en campaña electoral andaluza. Para la UE, el desbloqueo de la cumbre es un alivio, ya que en la estrategia comunitaria para abordar el brexit el consenso de los socios miembros se considera esencial. España no podía vetar el brexit, pero la divergencia debilitaba la postura europea en una negociación que no terminará con la cumbre de hoy. La auténtica prueba de fuego será en Londres, en un voto en el Parlamento que se antoja casi imposible de ganar para la primera ministra británica, Theresa May.