La transición energética hará chocar al Gobierno de Sánchez con las eléctricas, al menos sobre el papel. Pero tal vez no sea este el mayor problema. A la postre, las compañías que dominan el sector (y que se han beneficiado de un apoyo inaudito por parte del anterior Ejecutivo) ya saben que quemar carbón es insostenible y que las nucleares no tienen futuro (estos días no funciona, en lo que a producción se refiere, ninguna de las centrales de este tipo). Por eso todas esas empresas vienen preparándose para el cambio invirtiendo en renovables. Pero querrán mantener los privilegios de su clamoroso oligopolio y decir la última palabra.

De Cataluña y el conflicto creado por el fanatismo secesionista (y por la irresponsable respuesta de Rajoy, Dastis, Zoilo y los demás) ya hablaremos. Despejar algún tipo de salida desde la trampa actual va a ser muy difícil. Nación, identidad y soberanía son conceptos que pueden desbandarse y luego es complicadísimo devolverlos al redil de la razón.

Sánchez y sus ministras/os sí pueden hacer cosas, como se demostró cuando el presidente, de común acuerdo con la comunidad y el ayuntamiento valencianos, desbloqueó la vergonzosa situación del Aquarius. O ayer, con la recuperación de la sanidad de cobertura universal..

El Gobierno puede reorientar los Presupuestos Generales por muy rajoyanos que sean. Puede replantear las inusitadas inversiones en Defensa, incluida la adquisición de armas USA de última generación (véase el avión F-35) de escasa utilidad real para el Ejército español. Puede derogar la ley mordaza. Puede impulsar con bríos renovados la investigación y innovación. Puede sacar adelante la despenalización de la eutanasia, ya admitida por el Congreso. Puede poner sobre la mesa una propuesta federalizante concreta y abrir ese debate para ir avanzando en dirección a la reforma constitucional. Puede esforzarse en recuperar los derechos laborales pisoteados por las últimas y terribles reformas. Puede devolver una mínima independencia a RTVE.Puede, en fin, generar otra atmósfera política. Que no sería poco.