La sanidad pública española es considerada como una de las mejores del mundo, sin duda es un gran logro del estado del bienestar. Muchos pensamos que es un logro social irrenunciable ya que es una forma de distribución muy justa de los recursos de un país entre sus ciudadanos. Pero este gran logro social está en peligro.

El envejecimiento progresivo de la población, el empuje de las nuevas tecnologías, la medicalización de problemas banales, el aumento de las expectativas de calidad de vida de la población, hacen que la necesidad de nuevos recursos superen los que el país puede dar. ¿Puede un país como el nuestro cubrir todo, absolutamente todo y además hacerlo con rapidez y calidad? No, y si ahora puede es evidente que pronto no podrá.

Es necesario abordar esta situación con sensatez, responsabilidad y honestidad; alguien tendrá que "ponerle el cascabel al gato". El no abordar esta situación hace que poco a poco los servicios sanitarios públicos se vayan deteriorando, ¿de qué sirve tener una buen resonancia, si ésta tarda en hacerse seis meses? ¿De qué me sirve tener un buen servicio de rehabilitación, si cuando me toque ya no lo necesito? ¿De qué me sirve tener un buen médico de cabecera y que me vea en el día, si apenas tiene tiempo para escucharme y me tiene que derivar por falta de tiempo y tecnología? ¿De qué me sirve tener unos profesionales de categoría mundial, si están sobrecargados y quemados por unas malas condiciones laborales y económicas, lo que hace que algunos opten por emigrar a otros países? Habrá que hacer prioridades, hacer muy bien lo imprescindible y necesario, teniendo la honestidad de no abordar lo superfluo. Es lo que hacemos todos en nuestras economías domésticas. Eso si, habrá que priorizar bien, según lo que la epidemiología clínica (la ciencia) recomienda y no guiarse por veleidades políticas oportunistas y eso si, lo que se haga, se haga pronto y bien.

EXPERTOS nacionales e internacionales nos dicen que aquellos países que tienen una Atención Primaria de calidad, potente, con recursos tienen unos sistemas públicos mas eficientes, que se reparten los recursos entre la población de forma más justa y se consiguen mejores índices de salud para sus ciudadanos. Pero España es el país de Europa que menos invierte en su Atención Primaria pública, ¿no es esto un gran contradicción para la viabilidad y sostenibilidad del sistema público de salud? Sin duda que si. La decepcionante respuesta de las administraciones es que la gente está satisfecha con la Atención Primaria, pero ¿con qué están contentos?, ¿con la profesionalidad de sus trabajadores, o con el sistema? ¿Conocen los ciudadanos todo lo que puede dar de si la Atención Primaria en nuestro país?

Cada vez es mayor el abandono de las clases medias de la sanidad pública. España es el tercer país del mundo en el que más se gastan los ciudadanos en medicina privada ambulatoria. O sea, poco a poco la sanidad pública se está convirtiendo en una beneficiencia para aquellos que no se pueden pagar una privada. ¿Es esto equitativo? ¿Es esto lo que se pretende?.

No me parece que las fórmulas del copago sean las más eficaces y sin duda son injustas, ya que penalizan al más enfermo y más pobre, pero algo se debería hacer. Habrá que decidir entre lo prescindible y lo imprescindible, para que esto último llegue a todos y que se haga cuanto antes y, por supuesto, bien.

EL TOMAR ESTAS importantes decisiones tiene su coste político, por ello se hace cada vez más necesario un pacto para la sanidad que nos comprometa a todos: todos los partidos políticos, los gestores, los profesionales y los ciudadanos. Los políticos se tienen que poner de acuerdo por encima de sus intereses partidistas, ya que está en juego la salud de sus ciudadanos y la viabilidad del sistema público sanitario. Los profesionales se tienen que ilusionar en un trabajo digno y de calidad, que sea útil a sus pacientes y a su comunidad.

Un pacto con los ciudadanos, que tomen conciencia de lo que está en juego, que participen--su salud está en juego-- que puedan tomar decisiones con la información adecuada, siendo conscientes que los recursos tienen sus límites y que es fundamental un uso responsable y cívico de los servicios sanitarios públicos, para que el sistema sanitario público sea viable y sostenible. Un gran logro social está en juego en España.

*Médico del Centro de Salud Arrabal. Coordinador nacional de la Plataforma 10 minutos.