Hubo en las primarias de ZeC menos participación que hace cuatro años, pero se registró un mayor porcentaje de votos presenciales. Quizás porque, al cambiar la empresa que montaba el soporte informático de la convocatoria, se perdió el archivo de los inscritos la vez anterior y hubo que repetir todo el proceso. En todo caso, Pedro Santisteve fue designado por abrumadora mayoría primer candidato, en una lista donde se entreveraban los suyos y los de IU-Partido Comunista. Ante tales resultados cabe suponer que el actual alcalde y los comunes tenían un acuerdo previo (implícito o explícito) con Cubero y sus camaradas, expertos en cruzar el sufragio múltiple para optimizar el resultado.

En cualquier caso, estas han sido, aparentemente, las primarias más auténticas e interesantes del panorama municipal en Zaragoza. Otra cosa será el resultado que obtenga la próxima candidatura de ZeC, en su nueva versión depurada, cuando ya no es una oferta virginal sino una plataforma a la que le falta Podemos y que acumula cuatro años de complicada y atribulada acción de gobierno. Eso, en caso de que alguien crea que Santisteve ha podido en algún momento gestionar las cosas del municipio... sin controlar el Pleno, ni entender los mecanismos administrativos, ni tener una hoja de ruta inteligible, ni saber conjugar la estrategia con la táctica. Tal vez pueda utilizar tan evidentes limitaciones para justificarse y reclamar otra oportunidad.

Iglesias, el gran jefe de Podemos, y Echenique, el subjefe, serían felices si su partido estuviese todavía en la segunda edición de ZeC. Pero Escartín y Violeta Barba prefirieron jugar por su cuenta en vez de repetir una apuesta que ya no ven ganadora. Al igual que CHA, tendrán que pelearse con el listón del 5%, por debajo del cual no metes concejales. Tienen la ventaja de que, a su vez, la candidata socialista, Pilar Alegría, ha de recuperar terreno en el yermo sembrado de sal que le deja Pérez Anadón. Las izquierdas... ya se sabe.

Claro que también las derechas están revueltas. Ya hablaremos.