Un jugador del Valencia y de la selección nacional ha dicho que "se van a cargar el fútbol". Se refería a la saturación de partidos y al cansancio y/o lesiones que arrastran por esa causas algunos futbolistas. Es sensacional que un futbolista diga algo en una rueda de prensa. Que se queje de las durísimas condiciones laborales a que les somete --a ellos también-- el mercado, es ya un notición. Porque habíamos quedado que era el mercado, ¿no? Sea lo que sea, hay que ver cómo curra la gente.

No es extraño que la productividad aragonesa sea de las más altas. La optimización de estos años/siglos pasados, la flexibilización laboral, la externalización (que contraten otros) y unas cuantas modas similares han desatado la fiebre productiva, un fenómeno espongiforme que parece no tener fin. Alemania, que está tardando en adoptar estas costumbres universales, ha cogido muy mala fama, como si fuera Chechenia o algo de Africa. Estas modas atosigantes son un absoluto universal implacable: los sindicatos, que parecían los entes más apropiados para hacer frente a esta pasa, hace tiempo que arrojaron las toallas.

La puntilla ha llegado en forma de deslocalización. Cómo será de devastador este fenómeno que Francia propone que los nuevos países socios que tienen impuestos muy bajos no reciban fondos comunitarios. Irlanda hace años que vio la jugada y utilizó las dos bazas: fondos europeos e impuestos mínimos a empresas. Quizá la ortodoxia dirá: pues que bajen todos los impuestos (ahora que Aragón quería proporcionar dentista a los niños). El caso es que las cuentas no salen (¿o si?) y la gente trabaja más cada día: desde los pobres futbolistas sobrexplotadicos hasta los nuevos de Gran Hermano (si ese programa no es un máster por inmersión y un trabajo 24x7 durísimo, ¿qué es pues?). Si no fuera por los millones de funcionarios y otros colectivos que disfrutan de rentas diversas, esto iba a ser un frenesí insostenible, de puros nervios no se podría vivir. Es una suerte que haya enormes bolsas de sosiego para sujetar tanta agitación. Y es genial que, una vez desactivados los sindicatos y deslocalizada la izquierda, tenga que ser un futbolista de élite el que se atreva a protestar. Este chaval es subversivo: osa encararse con el mismísimo mercado. O si no, ¿a quién se refiere?.

*Escritor y periodista.