Del "España va bien" de José María Aznar al me siento orgulloso de "llevar las prioridades nacionales a la agenda europea y convertirlas en las de la UE" de Rajoy. Esto es, encantado de ser el artífice del cambio en las políticas económicas de la UE. Esas en las que no importan las condiciones sociales de los europeos. En casa del herrero, cuchillo de palo. O lo que es lo mismo, a lo Rubalcaba, "de políticas sociales, nada de nada, en una zona de cohesión social como es Europa". Y lo mejor de todo, nuestro Mariano atribuyéndose la responsabilidad y el mérito del nuevo rumbo de esas políticas que han posicionado a España en el segundo puesto del ranking de países europeos con mayor desigualdad. Ahora, los ricos son cada vez más ricos, y los pobres, cada vez más pobres. Y en la Cumbre de Davos, ese Foro Económico Mundial, reflexionando sobre la causa de la crisis económica. Hipócritas, desmemoriados. La pobreza no es más que el resultado de la puesta en marcha de una vil estrategia perfectamente hilada desde hace décadas: el secuestro democrático de las élites. Poderes políticos y económicos ostentados por millonarios (en el Congreso de EEUU más de la mitad de sus integrantes lo son, en Europa tres cuartos de lo mismo, en China, ocultando sus fortunas en paraísos fiscales-), que legislan en su propio beneficio sin tener en cuenta los intereses de la mayoría. ¿Tendrá solución un mal tan endémico? Yo, como Rajoy, "no voy a adelantar acontecimientos".

Periodista y profesora de Universidad