Se repite tanto eso de que no hay separación de poderes en España que nos lo estamos creyendo. Y es rotundamente falso. Pues claro que hay separación de poderes. Y es una separación cada vez más evidente. Por una parte, están los que cada vez tienen más poder adquisitivo y, por otra, los que cada vez tienen menos poder adquisitivo. Y no solo están separados, sino separadísimos, alejadísimos, casi no se pueden ni ver. Y no me extraña, porque la separación de poderes todavía podría ser más ejemplar. El despido libre, por ejemplo, sería un puntazo. Y ya no te digo nada, amigo, si se consiguiera reimplantar la esclavitud. Entonces, la separación de poderes adquisitivos alcanzaría la gloria. Pero lo peor de todo es que, en el 2013, los directivos españoles tan solo ingresaron un 7% más de lo que percibieron en el 2012. ¡Vaya miseria! Si se quiere romper la cohesión social, hay que esforzarse más. A pesar de la cifras escalofriantes, no acabamos de reaccionar: de lo que todo el mundo se preocupa es de que se están cargando a la clase media. Venga ya. Aquí lo realmente preocupante es que se están cargando a la clase alta, señores. No me extrañaría nada que en cualquier momento los directivos salieran a la calle y protagonizaran un estallido social. Rollo Gamonal pero en el barrio de Salamanca. Pero no desesperemos. Los datos del estudio certifican las tesis del Gobierno. Vamos por el buen camino. La recuperación cada vez es más evidente, sobre todo para algunos. En concreto, para los de siempre. Periodista