En el programa El Club, de Bein Sports, un remanso de periodismo inteligente, trabajado y en el que se habla de fútbol sin gritar, Quique Setién, entrenador de moda por valiente desde que apadrinó un estilo de autor en el Lugo, concebido alrededor del balón, y que ha llevado al Betis a la Europa League esta temporada, apadrinó la siguiente reflexión hace varias semanas. «Hay muchos jugadores en Segunda B que con las condiciones adecuadas pueden dar el salto a Primera División perfectamente». Setién pronunció esa frase para referirse al exitoso camino que han recorrido este año varias joyas de la cantera verdiblanca, entre ellos Loren, con el que Lalo Arantegui tenía un acuerdo por tres temporadas si el Betis no hubiera apostado por él como lo ha hecho.

El Real Zaragoza es un buen ejemplo de que esa idea de Setién no es una utopía. Arantegui pescó a Borja, delantero con mayúsculas, en Segunda B, apostó por darle la alternativa en el primer equipo a futbolistas de la cantera procedentes de la Tercera División (Delmás, Guti o Lasure, que Pombo ya había tenido continuidad la campaña pasada en Segunda) y rastreó mercados secundarios, donde el fútbol tiene el nivel que tiene como Georgia o Suiza. En campos de segunda línea hay futbolistas, hay rendimiento inmediato, hay plusvalías futuras, hay ilusión y hambre por triunfar. Lo que ha hecho Setién en el Betis lo han hecho Lalo y Natxo en el Zaragoza, uno encontrándolo y el otro apostando por ello con un coraje tremendo.