Así de explícito y de real es el mensaje que el Gobierno de Aragón, a través del Instituto Aragonés de la Mujer (IAM), ha querido lanzar a la conciencia de la sociedad aragonesa en su conjunto. Y así de contundente debería de ser la actitud de todas y todos ante cualquier atisbo de malos tratos infringidos a una mujer.

Si la mujer maltratada calla por miedo, por vergüenza, por mantener en el hogar a sus hijos e hijas o por no delatar a su pareja y creer que así no perjudica a su familia, su entorno más próximo deberá hablar por ella. Nadie con conciencia puede permitirse conocer una situación de violencia y hacer oídos sordos, porque si actuamos así nos convertiremos en cómplices del maltratador y en verdugos de la víctima.

Ya no cabe el silencio. Ya no hay excusa para mantener oculto tanto sufrimiento y, desde los poderes públicos hemos de estar a la vanguardia y en primera línea de acción para planificar, ejecutar y concienciar a la sociedad con políticas que redunden en la erradicación de este lastre social.

En el Gobierno de Aragón, y muy especialmente en el IAM, la realidad puede con el trabajo diario y con el deseo de vivir y convivir en una sociedad más racional, justa y solidaria. Por ello, una parte importante de nuestro quehacer diario es impulsar e implantar iniciativas de atención y protección a las mujeres víctimas de violencia y, por otro lado, favorecer y fomentar desde la educación, el respeto y la igualdad real y efectiva entre todas las personas.

Por ello, quiero hacer un llamamiento especial a nuestra juventud, a ese segmento de población que es el presente y el futuro de esta tierra, a ese valor en alza que ha de continuar con nuestra labor y, estoy segura, van a tomar el testigo de la denuncia ante la injusticia, ante la desigualdad de oportunidades, ante las diferencias por razón de sexo y ante la violencia contra las mujeres. Esa juventud es nuestra esperanza hoy para un mañana donde el silencio sea algo del pasado.

PORQUE NO hay que olvidar que este llamamiento tiene su justificación en el hecho de que, cada vez, son mujeres más jóvenes las que padecen esta injustificada violencia, obviando una determinada condición social, cultural o económica.

Desde el Departamento de Servicios Sociales y Familia, los esfuerzos encaminados a erradicar esta lacra se potencian año tras año y prueba de ello es la aprobación por el Gobierno de Aragón en el presente ejercicio del Plan Integral para la Prevención y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres en Aragón 2004-2007. Hoy, todos los recursos habilitados por el Instituto Aragonés de la Mujer se focalizan en las 33 comarcas aragonesas, porque somos conscientes de que cuanto más reducido es el núcleo de población más denso se vuelve el silencio y se hace más complicado detectar el problema.

Las estadísticas son frías, nos hablan de números, de incrementos, de resultados comparativos y totales, y llegamos a olvidar que esos números son personas, son mujeres que pierden la vida antes de tiempo y sin razón, son mujeres que dejan hijos e hijas desamparados de su protección, son mujeres que, en muchos casos, tendrán secuelas psicológicas la mayor parte de sus vidas, son mujeres que necesitan nuestra ayuda y nuestro apoyo incondicional.

UNO DE LOS recursos más operativos que se ofrece a la sociedad en general y a la mujer en particular, es el teléfono de atención 24 horas: 900 504 405 y, una vez más, las estadísticas constatan un importante incremento en las llamadas de denuncia y de asesoramiento. Un teléfono que, si en un futuro próximo, deja de sonar, significará que la sociedad aragonesa ha madurado, se ha hecho adulta y sabe hacer en cada momento lo que le conviene para una convivencia justa e igualitaria.

Por último, quiero hacer un llamamiento a los medios de comunicación porque, sin duda, tienen la potestad de influir en la opinión social, de cambiar el rumbo de quienes hoy privan de su ayuda a quienes más la necesitan; porque pueden sacudir las conciencias y no dejarlas impasibles ante la injusticia, como de hecho así está sucediendo en la actualidad.

Aunemos esfuerzos porque éstos se multiplicarán; caminemos juntos, hombres y mujeres y avancemos en igualdad porque sólo así conseguiremos una sociedad más fuerte y equilibrada. En definitiva, ante la violencia no cabe el silencio.

*Consejera de Servicios Sociales y Familiadel Gobierno de Aragón