Y si hay más muertos, qué pasa. Decía el Sr. Revilla que siendo cuestión de salvar vidas había que ser prudentes. Lo mismo decía el presidente de Murcia (del PP). Y otros muchos. Pero la Sra. Ayuso, el día que se contabilizaron 446 fallecidos por el virus, iba a lo suyo. Y lo suyo es la irresponsabilidad, tomar decisiones delirantes y poner los intereses económicos de algunos por delante de la protección de la salud de la ciudadanía.

La Sra. Ayuso invitó a todos, incluidos los extranjeros que entren por Barajas, a ir a las tiendas de Madrid y a sus restaurantes. Todo por la economía. Siempre a su aire y en contra de las opiniones de los científicos. Nada sorprendente vista su trayectoria. Si se tiene en cuenta lo que pasó en las residencias de su competencia nada nos puede sorprender.

Todo sale gratis, al parecer. Se negó la asistencia hospitalaria a muchos ancianos que murieron solos y sin ser atendidos y que se sepa hasta ahora, solo hay unas cuantas querellas de los familiares con resultados inciertos. A eso se le llama impunidad de las decisiones políticas. Si Madrid se descuelga del acuerdo y luego los epidemiólogos demuestran científicamente que como consecuencia de las decisiones de la Sra. Ayuso hubo más muertos, ¿tendría que hacer algo Gabilondo?, ¿tendría que hacer algo la Fiscalía?, ¿a qué cuenta apuntamos los fallecidos?

El Consejo interterritorial es un órgano de cogobierno. Algunos del PP exigen al Ministerio que tome la decisión en solitario para luego acusarle de autoritario. ¿Para qué sirven los políticos? Algunos como la Sra. Ayuso y los que le apoyan, para nada bueno. Estaría bien que el poder judicial, además de velar por los derechos limitados por las decisiones de confinamiento, velara también por el derecho a la salud y que exigieran responsabilidades a quien con sus decisiones lo pongan en peligro. Basta de impunidad.