Salgamos por un momento del debate sobre la verdad y sus derivados. Hoy sólo les hablaré de lo que todos sabemos más allá de cualquier duda razonable. Porque al margen de las opiniones, las percepciones y las manipulaciones, no es tan difícil intuir lo que hay. Más complicado resulta muchas veces negar la evidencia.

Por ejemplo: cabe cualquier opinión sobre si ZeC tiene razón o no en su nueva cruzada laicista o si echar el freno a las inmatriculaciones no correspondía más bien al Gobierno aragonés... Pero de lo que no duda nadie (salvo quizás el equipo de Alcaldía) es que Santisteve se ha metido en otro chapapote del que no saldrá ni limpio ni victorioso. No habiendo podido con el PSOE ni el PP, ni con los fácticos, ni con los autobuses y los autobuseros, ni con las concesionarias municipales, ni con Solans y su outlet... ¿cómo ha de poder con la Santa Madre Iglesia?

Otro caso: lo del presidente de Murcia. Vale, es probable que los tribunales acaben exculpando al interfecto. Y sin embargo escuchar las grabaciones relativas a su barullo con los púnicos deja la inequívoca impresión de que aquello era un tema cuando menos guarrete, impropio de quien hoy gobierna una comunidad autónoma.

Les digo más: ¿alguien en su sano juicio ha creído por un segundo que el crowfunding de Pedro Sánchez esconde una financiación sucia de su campaña en las primarias y no un cúmulo de pequeñas donaciones por parte de socialistas de a pie? Porque nadie se imagina a los del Ibex y aledaños pagando el retorno del exsecretario general, ¿verdad?. Por supuesto, la Ley de Financiación de Partidos Políticos (mil veces burlada por los bárcenas y los correas al uso) y el Tribunal de Cuentas dirán la última palabra. Pero en este caso ni los más cínicos se llaman a engaño.

Vean ustedes al famoso Trump poniendo al cargo del medio ambiente norteamericano a un sicario del carbón y las eléctricas. Claro... Por eso cuando nos decían que el actual presidente USA era un antisistema, casi nadie tragábamos. Ahí sí vale decir: es lo que hay.