Hace poco le comenté al comisario de numerosas (e interesantes) exposiciones que me había gustado la suya, que además había tenido mucha aceptación entre el público. La exposición tenía un contexto histórico muy potente, y no pude evitar comentarle que había echado en falta más mujeres en el relato. Me miró con fastidio y me dijo: «Ya me lo han dicho, pero es que en ese momento no había mujeres relevantes. ¿Qué quieres, que me las invente?». Error. Mujeres ha habido siempre: sólo hay que buscarlas. Y es sorprendente cómo surgen en cuanto se escarba un poco. Y no hablo de aquellas que, de forma absolutamente excepcional, descollaron en campos en los que otros hombres mucho menos interesantes, válidos o talentosos se llevaban todo el mérito. No hablo de Marie Curie, Frida Kahlo o Amelia Earhart. Por Dios, que parece que siempre hablemos de las mismas. Hablo de mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, que atendían a los enfermos, escribían, pintaban, hacían negocios o estudiaban en la universidad. De las maestras que cambiaban vidas, de las religiosas que fundaban órdenes, de las mecenas que patrocinaban artistas… Solo hay que buscarlas.

Porque las mujeres somos la mitad de la población, siempre lo hemos sido. Como siempre hemos tenido el mismo cerebro, para bien o para mal, que los hombres. El mismo talento, las mismas capacidades, las mismas virtudes. Por eso, si hay químicos talentosos, también tendría que haber químicas en la misma proporción. Si hubo genios de la pintura, tuvo que haber mujeres con el mismo don sobrenatural de los grandes maestros (todos hombres) del arte. Seguro que hubo una mujer, en algún momento de la historia (tal vez esté viva ahora, en alguna parte) con los mismos dones que Rafael o Leonardo. Tuvo talento, pero puede que en el momento que le tocó vivir las mujeres no pudieran pintar, o sus obras fueran destruidas, o quedaron confinadas en el ámbito del hogar. O peor, puede que sus obras acabaran firmadas por algún varón. Lo de ahora, esta explosión de mujeres desconocidas que a lo largo de los siglos han hecho cosas, cosas increíbles y que casi nadie sabía, es solo la reescritura de la Historia con mayúsculas. Ayer fue el hallazgo de restos de pintura azul en los dientes de una monja anónima, lo que avala la tesis de que las mujeres también decoraban esos maravillosos códices medievales. Y mañana descubriremos otro relato sorprendente, seguro. Porque ahora hay interés, porque cada día sale a la luz una mujer con un relato de vida que la historia se encargó de sepultar en el olvido.

Y es que la tendencia, todavía hoy, e incluso entre nosotras las mujeres, es a contarlo todo a través de los hombres que han hecho cosas. Y solo es necesario solo esforzarse un poco para encontrar mujeres que compensen esa historia. Así que hablemos de la historia que estamos escribiendo hoy, la que contamos los medios de comunicación. ¿Cuántas mujeres tienen tribunas de opinión? ¿Cuántos hombres? En los foros de análisis periodístico ¿se invita a suficientes mujeres? En las noticias, ¿cuántas están protagonizadas por varones, cuántas por mujeres? ¿Con qué frecuencia son positivas las protagonizadas por ellas? Vean fotografías de eventos públicos de calado. ¿Cuántas corbatas cuentan? ¿A que son mayoría? Pero se lo pongo más fácil. Cojan un periódico, echen un vistazo a una web de noticias, y díganme cuántas mujeres aparecen en las fotografías, y cuántos hombres. No se dejen engañar por estos días excepcionales, estamos en la semana de exaltación de la mujer. Hagan el experimento la semana que viene. Y hay otra prueba también muy sencilla, ahora que estamos en precampaña: ¿cuántas mujeres se presentan a presidenta del Gobierno de España? Pues eso. La política nacional, la manera más activa de cambiar la realidad social de un país, hoy está dominada por hombres. Y sí, es inconsciente, pero la Historia, la que se cuenta con mayúsculas, pero también la que contamos los divulgadores de cualquier tipo, la de todos los días, se sigue contando en clave masculina. Antaño había leyes, había costumbres, había muchos más impedimentos para hacer un relato equilibrado. Hoy, solo hay que buscar. Yo me lo tomo como una disciplina: es un músculo que se entrena. Se lo aseguro: hay mujeres con talento por todas partes. Por lo menos, tantas como hombres. Sólo hay que buscarlas y darles visibilidad.

*PeriodistaSFlb