Hace seis años, en la comunidad aragonesa había 18.000 viviendas nuevas sin vender, según los datos registrados por el Ministerio de Fomento. En la actualidad, ese estoc se ha reducido a la mitad, con un descenso del 13% respecto a las existentes el pasado ejercicio. Son datos que evidencian la evolución del mercado inmobiliario tras el batacazo por la crisis económica. Poco a poco se va digiriendo el desfase entre oferta y demanda, impulsado --entre otras cuestiones-- primero por el frenazo sufrido en la construcción, también por cierta recuperación económica y una adecuación de los precios al mercado. El sector necesita estabilizarse, tomar nota del inmediato pasado y no volver a caer en los excesos.