El XVIII Congreso de Medicina Rural que comienza mañana en Zaragoza se centrará en la violencia doméstica, una lacra que afecta casi por igual a mujeres y ancianos. Los médicos generalistas, por la particular relación que mantienen con sus pacientes, tienen una responsabilidad especial en este tipo de casos. Ellos mismos apuntan la obligatoriedad que tienen de saber detectar el maltrato, lo importante que sería para sus pacientes oír los silenciosos gritos que lanzan y que, que bien por miedo, por vergüenza, o ante la posibilidad de ser ingresados en alguna institución, no se atreven a pedir ayuda. Sin duda que es un interesante congreso.