Los días más difíciles estaban por llegar, vaticinaron, y así fue. Más fallecidos, más días de encierro, más miedo a la crisis económica, cada vez más débiles en nuestro repliegue interior. Por si nuestra vulnerabilidad no fuera suficiente se ve golpeada en los últimos días por las mentiras intencionadas en redes y opinadores. Campañas organizadas desde la ultraderecha para no perder una oportunidad de desestabilizar y generar un ánimo de indignación, «el positivo en #Covid después de darlo todo en urgencias», #geolocalizaciónmovil o #corralito son algunos de los que están en marcha para aumentar la desconfianza en las instituciones y explotar el sálvese quien pueda. Héroes sanitarios frente a una asistencia pública inoperante, espabilados que escapan del control de gobierno sobre su movilidad, o afortunados a los que incitan a una fuga de capitales. Siempre es la misma táctica, debilitar lo común apelando a nuestros más íntimos instintos. No estamos ante una crítica necesaria ante los fallos en la gestión de las crisis sino a la carga antes de la detonación.

Las dificultades del Gobierno en la compra de material, como ha ocurrido en Alemania, Holanda, República Checa, Turquía o Ucrania entre otros, nos coloca en la verdadera dimensión global de esta crisis, y la propia descoordinación interna exhibida ante la aprobación de las nuevas medidas restrictivas de los servicios esenciales pone en evidencia las debilidades a corregir, desde una información más fluida entre administraciones, agentes sociales y líderes políticos a mayor coordinación en los tiempos.

El estado de alarma aumenta exponencialmente la capacidad de maniobra, pero no da carta blanca a cualquier decisión del mando único. Tampoco debería dar campo abierto a una oposición no constructiva que no busque aportar medidas correctivas para la acción y permanezca en la queja constante. No se trata de llegar los primeros o en mejores condiciones que los adversarios, la salida es inevitablemente conjunta, no solo a nivel nacional sino global.

Las acusaciones de ocultación interesada en la información llegan al mismo tiempo que se empiezan a conocer las primeras noticias sobre la infravaloración de casos reales de afectados por la epidemia en China, que seguimos usando como referencia en el desarrollo comparado del Covid-19 y como guía de instrucciones, tan útil como comparar la de un tostador con una aspiradora. Nuestras campanas de resonancia aumentan en presión. y otra de las dudas es quiénes ayudarán a rebajarlas.