Silencio es la final respuesta a todo
la respuesta que no tiene repuesto
la puesta en escena de la ignorancia
un estado flotante estupefacto
(el universo es un silencio abrupto).
Perplejidad de no saber del todo
saber que reivindica la nada
una nada que se sabe no-nada
y que es la nada ardiente del desierto
(una noche más blanca que los cielos).
El silencio responde a un dios dormido
es el eco del duende que aún cavila
la respuesta del daimon que se calla
y el responso del hombre que se encalla
(en un saber que es ignorancia indocta).
Silencio es lo sagrado ensimismado
sagrado que viola lo profano
sagrado que violenta nuestra lengua
sagrado que trasgrede nuestra muerte
(y que trasciende así lo inmanente).
El silencio es el transer de todo ser
el tránsito del ser a su no-ser
travesía del hombre a su destino
la deserción final hasta el exilio
(el éxtasis del alma en su almario).