La Comarca de Calatayud puede haber dado con la solución a la crisis económica. La ansiada recuperación podría llegar tras la sorprendente decisión adoptada por el presidente de la institución, de común acuerdo con su jefa de gabinete, la gerente de la institución y los tres vicepresidentes de esta, aunque sin el consenso de los asesores de los grupos políticos. La medida no ha consistido, por si alguno creía que iba a ser tan fácil, en quitarse los sueldos que cobran todos ellos. Ha sido más, digamos, inesperada. La decisión adoptada por el presidente de esta administración, que al igual que las más de treinta comarcas de Aragón cuenta con un presupuesto de varios millones de euros y un nutrido grupo de técnicos y profesionales de distintas áreas (administrativa, social, deportiva, medioambiental, turística, informática, urbanística, etc) para colaborar con los ayuntamientos en la prestación de servicios, no ha dejado indiferente a nadie. Y eso que tampoco ha consistido en eliminar las partidas presupuestarias de Presidencia que se reparten en gastos de representación y subvenciones arbitrarias, ni las asignaciones a grupos políticos, o la reducción de los 35 consejeros de la institución. La medida ha sido más sutil. La decisión presidencial que puede sanear de una vez por todas el sistema ha consistido, ni más ni menos, que en mandar una carta debidamente timbrada, registrada y firmada por este para requerir al alcalde de un pequeño ayuntamiento de esta comarca, concretamente de Orera, que pague 20 euros por la desaparición de una silla de madera. Seguro que no sin antes contar y revisar una por una las 300 que habían solicitado para organizar una actividad en el municipio.

Periodista y profesor