Charlando el otro día sobre actualidad, devino en un debate con cerveza sobre periodismo. Alguien me preguntó por mi género favorito. Lo tuve claro: "La entrevista. Además, es lo más fácil del periodismo, cualquiera puede hacer una entrevista, hasta un niño de seis años. Solo se necesita preguntar". Claro que una cosa es preguntar y otra preguntar con sentido.

Lo vi ayer en que me tropecé con varios ejemplos. Cospedal comparece con Ana Rosa (Tele 5) y quizá por el efecto lunes no responde a nada. Especialmente cuando le dicen que está "tocada" en el PP. Se hace la longuis, vamos. Un rato después, Antón Losada en lo de Pepa Bueno (SER) comenta que "no decir nada también es una respuesta". Hombre, por supuesto. Aunque el que la emite cree que nos hemos tragado todos los embustes. No. Otro ejemplo es el de Juan Moreno, el nuevo chico PP para Andalucía. También se hace el longuis con Pepa Bueno cuando le pregunta por el aborto y tal. Dijo lo que dijo Cospedal un rato antes: "Yo, lo que diga la rubia", es decir, la mayoría, es decir, Rajoy. ¿Pero no tienen opinión propia?, le preguntan a Cospedal: "Yo, mucho consenso".

La tercera entrevista la hizo Jordi Évole (La Sexta). Estuvo con el patrono de las energías españolas y todo iba muy bonito, muy fino, hasta que le interrogó sobre paraísos fiscales. "De eso no tengo ni idea", respondió el hombre. Esto se llama síndrome infanta. Hacerse el loco. ¿Ven qué fácil es preguntar? ¿Ven qué género precioso es la entrevista?