Que el aumento, este año, de los contratos de trabajo que se generan con motivo de las fiestas navideñas sea contemplado como un indicador significativo de una mejora del empleo da perfecta idea de lo deteriorado que está el tejido laboral en España y del deseo que tiene el conjunto de la sociedad de que haya buenas noticias sobre el paro, el principal problema que la aqueja.

El empleo estacional navideño procura hoy ingresos a un abanico de perfiles laborales más amplio que el de los años anteriores a la crisis, cuando esos puestos de trabajo eran ocupados mayoritariamente por estudiantes. La necesidad hace que hoy aspiren a estos empleos de unas pocas semanas personas adultas y más cualificadas de lo que esos puestos de trabajo requieren. Nadie debe llevarse a engaño.

ESPERANZA

Pero es cierto que ese incremento de contrataciones hay que leerlo con cierta esperanza. No tanto por el efecto paliativo que tendrá en un puñado de economías familiares maltrechas como porque es el reflejo de un incipiente aumento del consumo, que es lo que se necesita para que la economía empiece a mejorar de verdad en España. Es un fenómeno clásico que los expertos tienen muy estudiado: en las crisis, la atonía del consumo se debe tanto a que muchos ciudadanos no tienen capacidad suficiente de compra como a que quienes sí la tienen no confían mucho en el futuro y prefieren ahorrar antes que dedicar ese dinero a adquirir unos bienes a menos que sean absolutamente imprescindibles.

Romper este círculo vicioso es determinante para que aumente el empleo en España, donde hoy el paro duplica la media de la Unión Europea. Y al objetivo del aumento del consumo contribuirá también probablemente el descenso, a partir de enero, de las retenciones a cuenta del IRPF y el consiguiente aumento de liquidez en el bolsillo del ciudadano.

Superar la fase aguda de la crisis está llevando a España mucho más tiempo del previsto, y la amenaza de una nueva recesión en Europa dificulta todavía más el objetivo. Alcanzar un nivel tolerable de desempleo costará aún mucho esfuerzo durante un largo periodo, y es alta la probabilidad de que al final se haya consolidado la desigualdad económica que la crisis está acentuando. Bienvenidos los empleos por Navidad, pero mejor si son para todo el año.