El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, ha conseguido convencer a la doctora Sira Repollés para ocupar el cargo de consejera de Sanidad que dejó vacante Pilar Ventura tras su dimisión, y en medio de la crisis provocada por el coronavirus. En primer lugar hay que destacar la rapidez con la que el jefe del Ejecutivo ha solventado este problema sobreañadido en un departamento que lleva más de dos meses trabajando a destajo, con más o menos acierto, y que debe continuar a un ritmo alto por cuanto la incidencia de la pandemia en Aragón sigue ahí. La nueva consejera tomará hoy posesión de su cargo y sería bueno que hubiera una continuidad en las personas que, en el segundo nivel de la administración sanitaria están llevando las riendas de la gestión de la crisis sanitaria. Todo, menos evitar un retroceso en los avances que se están sucediendo en las últimas semanas para intentar acabar con el covid-19.

Era difícil que, en estos momentos, Lambán no se decantará por una profesional de la sanidad para dirigir la consejería. El pulso que los colegios profesionales, los sindicatos y, en general, los trabajadores del sector han echado y han ganado a la exconsejera requiere de un acercamiento entre ellos y el Ejecutivo que un profesional sanitario va a tener mucho más sencillo, al menos aparentemente. Además, la ginecóloga Repollés, trabajadora del hospital Clínico de Zaragoza, con gran experiencia sanitaria y vinculada a la investigación y a la docencia, era la asignatura pendiente del presidente que anteriormente ya la quiso atraer para el departamento. Ahora más que nunca hay que tender puentes entre la administración autonómica y el sector de cara a recomponer unas relaciones que durante el último año y medio han sido más bien tensa o nulas.

Tiene además el nombramiento una carga ideológica y política importante, ya que la nueva consejera pertenece a una familia profundamente socialista. Ha mamado desde pequeña las ideas del PSOE pues su padre, Florencio Repollés, fue todo un referente en los años 80 del partido en la comunidad y el hermano de la consejera fue también alcalde socialista de Caspe. Llega de la mano de una hombre de la parcela más política del Gobierno de Lambán, el consejero de Hacienda, Carlos Pérez Anadón, lo que aporta al nombramiento un claro apunte político.

A partir de ahora, la consejera debe abrir ese diálogo perdido y quizás debe de generar la impronta de autoridad que un departamento de las características del de Sanidad y más en estos momentos de intensa actividad, debe tener. Es una consejería que ha tenido hasta ahora muchas cápsulas y eso ha podido perjudicar a la hora de cohexionar toda la política a aplicar por el Ejecutivo. La gestión del coronavirus en la comunidad autónoma ha tenido los claroscuros de la falta de material de protección para los sanitarios y los líos con el alojamiento de estos trabajadores, pero en general Aragón ha acertado bastante más que otras comunidades autónomas. Metidos en plena desescalada, pero sin olvidar que sigue hhabiendo contagiado y muertos, hay que seguir con esta labor y conseguir que todas las medidas a adoptar sean consistentes.