Trabajadores del sector de los espectáculos culturales y de eventos de todo tipo se manifestaron el jueves en 28 ciudades españolas bajo la convocatoria de la plataforma Alerta Roja, de alcance internacional. Engloba este movimiento a la gente que está detrás del escenario, a quienes desempeñan las labores técnicas que permiten levantar conciertos musicales y montajes escénicos. Los efectos devastadores de la pandemia en el ámbito de la cultura y de otro tipo de eventos les han convertido en una de sus víctimas directas y anónimas. También lo son los músicos que se mueven lejos del reducido grupo de las grandes estrellas y que han sufrido la cancelación de conciertos en directo y festivales por culpa del covid.

En una industria ya de por sí precaria, como sucede con todo el mundo cultural en nuestro país, la pandemia ha agravado las situaciones personales de artistas que a duras penas pueden ganarse la vida con su trabajo, y que acostumbran a tener en la temporada estival su mayor fuente de ingresos en todo el año. Un sector en el que abundan, además, los pagos irregulares, por lo que acogerse al derecho a un subsidio no está al alcance de todo el mundo.

No debería caer en el vacío su grito de alarma y corresponde a las administraciones habilitar medidas para que los efectos de la pandemia se reduzcan en un colectivo que también incluye a los promotores. La principal pasa por intentar recuperar la actividad en la medida de lo posible.