La de ayer fue una jornada extraña, repleta de situaciones aprentemente diáfanas (por lo menos para quienes estuviesen dispuestos a admitir que dos y dos son cuatro) pero de difícil comprensión dado lo turbio de la coyuntura. Por eso, cuando algunos colegas me preguntaron si sabía por qué había dimitido Teresa Artigas, concejala de Medio Ambiente y Movilidad en el Ayuntamiento de Zaragoza, les contesté que no tenía ni idea, pero yo, en su pellejo, me hubiese ido mucho antes de haber tenido que lidiar simultáneamente con unas derechas asilvestradas, con unos parientes (los socialistas) desleales y con unos supuestos compañeros (por ejemplo los sindicalistas autobuseros y tranviarios) dispuestos a joder la magra. Es demasiado para una joven amable e idealista como Teresica... y para cualquiera.

Ahora hemos llegado al momento crucial en la política española. Siempre en medio de un revoltijo de pasiones y sinsentidos. Ayer también, cuando estaba claro que se irá a elecciones anticipadas (que sí, que yo también me alegro), la extrema derecha celebraba una victoria obtenida a medias con los independentistas catalanes y estos (y sus desdichados corifeos del resto de España) vendían la mercancía averiada de la «cobardía» de Sánchez sin percatarse de cómo ellos, presunta punta de lanza de la República y la ruptura democrática, se han convertido en el mejor argumento electoral del españolismo desaforado. Ya digo que cuando Torra se mira en el espejo ve la imagen de Abascal al otro lado del azogue y viceversa. Casado y Rivera presumirán de haber doblegado al líder del PSOE (o de una parte del mismo), pero el acabado final del trabajo se lo han hecho los del PDECat y Esquerra. Tales para cuales.

En las Españas la gente que anda jodida se dispone a estar más jodida aún, mientras las clases medias y acomodadas pretenden vivir una tragedia insoportable a cuenta de los catalanes, los españoles, los fascistas, los supremacistas y otros licántropos. Así se tiran de cabeza desde la barra del bar a la confusión. Justo donde está el peligro.