En los últimos días, Bush está repitiendo que el próximo 30 de junio entregará una "soberanía plena" al nuevo Ejecutivo iraquí. Pero esas palabras quedan desmentidas no sólo por los hechos --ya que un país no puede ser soberano si está ocupado por un ejército extranjero--, sino también por la última redacción del borrador de resolución de la ONU que EEUU y el Reino Unido acaban de presentar al Consejo de Seguridad. Ese texto especifica que las fuerzas militares de la coalición ocupante tendrán potestad para tomar todas las medidas que consideren necesarias para mantener la seguridad.

¿Qué soberanía ostentaría un Gobierno que no pudiera impedir la repetición de matanzas de civiles como la que cometieron las tropas norteamericanas en Faluya, que no pudiera administrar sus propios recursos petrolíferos ni controlar el proceso de su reconstrucción? La ficción de esa falsa entrega de poderes no supera ni el más superficial examen de legalidad internacional. Así que Chirac tiene toda la razón cuando subraya que el nuevo proyecto de resolución es manifiestamente mejorable. De lo que se trata es de garantizar que los iraquís recuperen su independencia, y no una falsa libertad sometida al imperio.