Durante algún tiempo he sospechado que conocía algunos de los intríngulis del PSOE aragonés. Pero debo confesar mi error. Estas gentes --me refiero básicamente a dirigentes orgánicos y políticos profesionales-- me descolocan, en un ejercicio caótico que, supongo, confunde cada día más al potencial electorado. No deseo entrar ahora en el affaire Plaza y la conveniencia o no de que algún/alguna diputado/a regional presente su dimisión por aquello de la mujer del César...; tampoco me parece pertinente opinar sobre la comisión de investigación, ¿a fondo? ¿sin trampas ni cartón?, sobre el asunto. Incluso dejaré para más adelante el silencio de los corderos a propósito de la CAI y la ineludible necesidad de luz, taquígrafos y otra comisión. Lo que hoy me abruma es comprobar la cantidad de años que llevan en el machito casi todos los aspirantes a todo lo que las elecciones puedan deparar. Y aún más ese proceso de primarias tanto más llamativo cuanto lo comparamos con el de Valencia. Y añado otro hecho curioso: siendo Zaragoza capital, por razones obvias, la ciudad con mayor número de militantes socialistas, ¿cómo es posible que los candidatos a presidir la DGA siempre provengan de Huesca o de Zaragoza provincia? ¿Han reparado en que los candidatos socialistas a la alcaldía de la capital del Ebro no han sido nunca zaragozanos? Y ya hablaremos de ideología, programas, renovación y coherencia otro día, aunque quien nos gustaría que lo hiciera es el señor Lambán. Profesor de universidad