La capacidad de este vicepresidente segundo para morgonear es infinita. Morgonear viene a ser farfullar indefinidamente frases vacías y dejar las cosas como estaban. Pero una vez que se produce una intervención, pregunta y respuesta, las cosas ya no se quedan como estaban: o mejoran o empeoran. Y han empeorado. En lo que respecta a Aragón este ministro es una especie de paragolpes inabollable: todo le rebota. Parece que el gobierno juega a poli bueno poli malo. Los buenos prometen cosas y luego llega Solbes y dice que es "prematuro". Ni siquiera ante la pregunta de una senadora del PSOE, María José Navarro, supo el vicepresidente salir de su meliflua verborrea. Hace falta un blindaje especial para contestarle a una senadora de su propio partido (aunque Solbes estaría en la gloria en el PP) que comprometer financiación para la Expo "es prematuro". Allí mismo debería haber roto el carné esa valiente senadora, pues también hace falta entereza para preguntarle al propio ministro por algo que ya debería estar firmado. Que una senadora del propio PSOE tenga que ir a preguntarle al vicepresidente indica que la situación es desesperada: que no hay vías rápidas. El apoyo a la candidatura, donde se manifiesta de verdad, es en la financiación. Y si los otros países no la han adjudicado todavía a sus candidaturas, pues mejor: ahí estaría la ventaja. Igual que el ayuntamiento e Ibercaja no han esperado a la designación para tener los terrenos a punto. Por mucho que todo el mundo hable de maletines, hay que pensar que una parte del BIE se regirá por criterios objetivos, y al menos esa parte hay que presentarla con las máximas garantías. Por otro lado el mismo Solbes que congeló ayer la Expo 08 criogenizó el desarrollo del Artículo 48 y la posibilidad de una comisión bilateral sobre financiación. Lo que revela todo esto es que Aragón sigue como siempre en sus relaciones con Madrid. Porque lo que habría que decir alto y fuerte es que haya o no haya Expo, España tiene que acometer las infraestructuras que no ha hecho en treinta años en la quinta ciudad, incluyendo las cercanías, los cinturones y las riberas de los ríos. Si hay Expo, más excusa. Pero si no la hay, el Estado no puede seguir racaneando por más tiempo. Entre otras cosas porque a las ciudades del mismo rango ya las ha ido mimando en sucesivas oleadas.

*Escritor y periodista