Tropas españolas y latinoamericanas bajo su mando se vieron envueltas ayer en Nayaf en una feroz batalla callejera que se saldó con 20 iraquís y dos soldados de la coalición muertos. La noticia del arresto del ayudante de un clérigo shií muy respetado por su pueblo y el cierre de un periódico fueron los desencadenantes de los hechos violentos. La ira de los milicianos se volvió contra las fuerzas de ocupación, en este caso los soldados de la Brigada Plus Ultra, que se vieron obligados, según las primeras versiones, a repeler el ataque abriendo fuego.

El gravísimo incidente se produce en un momento políticamente muy delicado en España, cuando el líder del PSOE y futuro presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha anunciado la vuelta de las tropas españolas desplegadas en Irak si no pasan a estar bajo el mando de la ONU, una postura duramente criticada por Washington. Sin embargo, convendría que las decisiones políticas que se tomen no se vean condicionadas por hechos tan dramáticos como los de ayer. Resulta, por otro lado, evidente que los soldados desplegados en Irak corren cada vez más riesgos en un país que está muy lejos de ser pacificado.