La noticia de que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha podido ser víctima de un magnicidio, que ha podido caer abatido por los disparos de un francotirador, Manuel Murillo, recorrió ayer las redacciones como un escalofrío. La amenaza no parecía baladí. El perfil del sospechoso, detenido hace semanas por los mossos al dar síntomas de estar radicalizándose, y más que dispuesto a disparar contra el presidente, es inquietante. Se trata de un individuo fuertemente armado, con, según está trascendiendo, esmerada preparación física y experiencia laboral en el terreno de la seguridad y vigilancia privadas. Y animado por una ideología ultrarradical, un mal asimilado odio a la izquierda y un peor entendido amor a España.

Todos los estudios sobre francotiradores, especie criminalmente numerosa en USA, donde cada año protagoniza varias matanzas, coinciden en que suelen ser hombres (casi ninguna mujer) solitarios, violentos, carentes de empatía, y a menudo víctimas, a su vez, de malos tratos.

Uno de los mejores estudios a consultar al respecto es Cazadores de almas (Edaf), de Carlos Canales y Miguel del Rey. Completísimo ensayo histórico desarrollado en torno a la figura del francotirador, casi tan antiguo como la propia guerra con armas de fuego, siendo la figura en su origen militar y consustancial al combate bélico. Desde el capitán Valenzuela, héroe del ejército español que en la guerra de Marruecos abatió a guerreros rifeños a kilómetro y medio de distancia a Abu Tahssen, famoso por haber derribado a 173 militantes del Estado Islámico, el elenco es legendario. El récord del disparo más largo lo tiene el cabo británico Craig Harrison, quien abatió a un talibán a 2.475 metros con un impresionante Chey Tac M2000 Intervention. Heredero de aquellos «truenos de mano» inventados en China a principios del siglo XIV.

Cazadores de almas está profusamente documentado con fotografías históricas de francotiradores, mas gráficos y catálogos del armamento y munición que utilizaron. Explicando los autores las circunstancias en las que se desarrollaron sus acciones e intentando desentrañar lo más difícil: su mentalidad. La locura o razón que les impulsaba a matar.