Por una vez parecía que se había logrado la solidaridad europea en la lucha contra la pandemia: la Unión acordó encargar 1,3 millones de dosis de un total de seis laboratorios para su distribución entre sus miembros según su población. Pero ahora comienzan a expresarse en algunos de ellos como Alemania serias dudas sobre si no hubiera sido mejor haber actuado por su cuenta y riesgo, algo que permite en cualquier caso Bruselas.

La irritación comenzó al ver cómo las autoridades de dos países tan importantes como EEUU y Gran Bretaña se adelantaban en la aprobación de la primera vacuna, desarrollada, para más inri , por un laboratorio alemán: Biontech.

Y a lo que muchos percibían como una excesiva tardanza de la Agencia Europea del Medicamento, acorde, según algunos, con la burocracia comunitaria, se suma ahora el enojo porque los millones de dosis encargadas a Biontech no van a ser ni mucho menos suficientes.

La Unión Europea se garantizó el suministro de solo 200 millones de dosis de la vacuna de Biontech y Pfizer -cada vacunación exige dos dosis- con una opción posterior de compra de otros 100 millones, cuando, según parece, esos laboratorios le ofrecieron 500 millones de dosis desde el primer momento.

El problema es que Bruselas había encargado a la vez otros 300 millones de dosis de otra vacuna en fase de desarrollo: la de la empresa francesa Sanofi. ¿Se trataba de no herir susceptibilidades nacionales, de no poner en peligro el eje franco-alemán?

La verdad es que es muy fácil decir ahora lo que tendría que haberse hecho porque cuando comenzaron las negociaciones con los distintos laboratorios y hubo que apostar por las distintas vacunas, nadie sabía cuáles serían finalmente exitosas.

La Unión Europea no ha tenido suerte porque de la segunda vacuna, la de Moderna, que acaba de aprobarse también en EEUU, solo se comprometió en principio a comprar 80 millones de dosis, dejando la opción de otros 80 millones para posterior fecha.

Según el director general de Moderna, Stéphane Bancel , citado por el semanario Der Spiegel , su empresa ofreció a los europeos hasta 300 millones de dosis, pero Bruselas dijo no querer más en ese momento.

Ahora, la UE se encuentra con que algunas de las vacunas en las que había depositado también sus esperanzas como la francesa de Sanofi o la anglo-sueca de la Universidad de Oxford y AstraZeneca, han sufrido contratiempos en las últimas fases de ensayo, lo que retrasa su aprobación.

OCURRE ADEMÁS QUE la de Oxford y AstraZeneca, aunque más fácil de administrar que

las dos ya aprobadas, tiene una eficacia bastante menor: de entre un 60 y un 70 % frente a un 95 %

aproximadamente en el caso de aquellas.

¿Qué puede hacer ahora la UE para vacunar a lo largo del próximo año a sus ciudadanos, o al menos a los más vulnerables y a quienes así lo deseen porque en ningún caso la vacunación va a ser obligatoria?

Bruselas quiere realizar las dos opciones de compra que tiene pendientes: 80 millones de dosis más en el caso de Biontech/Pfizer y 100 millones en el de Moderna.

Todo ello podría, sin embargo, retrasarse hasta el segundo semestre del próximo año. Mientras tanto, la UE tendrá que confiar en que AstraZeneca y Sanofi consigan superar sus contratiempos.

La Comisión Europea no parece aceptar que haya hecho las cosas mal sino que, en palabras de su comisaria de Salud y Política de Consumidores, la chipriota Stella, lo hecho hasta ahora demuestra lo que puede conseguirse con una estrecha colaboración de los países miembros.

Es cierto si se compara con lo sucedido la pasada primavera cuando algunos países cerraron sus fronteras y hubo una feroz competencia por la consecución de mascarillas, material protector y respiradores.

Pero en Alemania crece la impaciencia, y así el experto en economía de la salud y diputado socialdemócrata Karl Lauterbach, una de las voces más autorizadas en ese tema, se pregunta ya si no sería lo mejor, en vista de lo ocurrido, que Berlín comprase las vacunas extra que necesita directamente a los laboratorios.

El Gobierno de Angela Merkel se comprometió hace ya meses a una inyección financiera de 750 millones de euros del ministerio de Investigación a tres laboratorios del país: Curevac, IDT Biologika y Biontech. A cambio, éstos debían suministrar exclusivamente a Alemania varios millones de dosis de sus vacunas.

En el caso de Biontech, se trataría de 30 millones de dosis adicionales a las acordadas en el marco de la UE. Pero, como señala Der Spiegel, se trató de un compromiso verbal; no hay ningún contrato firmado y la Unión Europea tiene, en cualquier caso, preferencia.

Por no hablar de EEUU, que sigue presionando a Biontech Pfizer para que le vendan otros cien millones de dosis en el primer semestre. Los próximos meses no serán, uno teme, nada tranquilos.