Que Zaragoza en Común tenía un complicado papel cuando accedió al ayuntamiento hace dos años era obvio: falta de experiencia, ausencia de pacto con el PSOE, situación económica crítica... Superados de alguna manera estos hándicaps, no cabía esperar de la coalición de izquierdas la política de austeridad que mantiene. Ayer se supo que el gasto medio por habitante se desplomó un 8%, y que el año pasado se dejaron de invertir 36 millones de euros de los permitidos por la ley de estabilidad, según la oposición. Además de enfadarse como suele, el edil de Economía, Fernando Rivarés, debería explicar semejante cicatería. Tanto críticar a sus predecesores y él solito los va a hacer buenos.