No existe un patrón concreto de vándalo ni un sector de Zaragoza más castigado que otro. Pero lo único tangible es que en diez años la empresa FCC ha tenido que hacer frente a casi 2.000.000 de euros por la quema de contenedores. Y las detenciones de los responsables no han crecido en proporción a lo que se han disparado los siniestros. La posibilidad de hallar una solución parece más próxima, con la instalación de detectores de fuego. Urge ponerla en marcha porque ha habido mucha suerte: solo daños materiales. El problema se agravará si se registra una víctima.