La solución adoptada el martes por el rector Pétriz para evitar complicaciones en el campus del Actur por la champanada estudiantil no fue la más adecuada. Limitar la entrada de los alumnos provocó, como era de esperar, una concentración en parcelas cercanas al recinto universitario y a los campos de la federación. Por la aglomeración exisitente se tuvieron incluso que suspender entrenamientos, sin que ni la Policía Local hiciera nada por evitarlo. Ahora es el momento de planificar este evento para el año que viene, porque, guste o no, los jóvenes seguirán montando su habitual fiesta dentro o fuera del campus.