El título está bien puesto: somos muchos los que no tragamos con el sistema y por eso somos antisistema. El sistema actual es de un capitalismo tan salvaje, destructor de todos los avances sociales conseguidos durante un siglo, tan perverso en su funcionamiento que toda la gente normal, buena y con ganas de vivir en paz debería ser antisistema por definición y por acción. Claro que los que manejan el sistema (hasta en los informativos de televisión, me da igual cuál: todos) se refieren con este nombre a esos chicos que se manifiestan encapuchados y tiran contenedores o rompen el cristal de un banco. Dicen: "Los grupos antisistema se han hecho notar-", por poner un ejemplo. Pero no se dan cuenta o no quieren darse cuenta de que la señora de 70 años que sale a la calle para manifestarse porque le da la gana es igual de antisistema que el chaval de 20 años. Y como no somos tontos, en este desgaste al que nos someten, cada uno responde según su edad y circunstancias.

Somos antisistema porque en España hay 20 personas que son las más ricas del país y 9 millones de pobres (cifras oficiales). Les aseguro que si este titular lo leo hace solo cinco años hubiera creído que se estaban refiriendo a Haití, Honduras o Nicaragua; por poner parámetros latinoamericanos de crecimiento económico utilizados por los sinvergüenzas del FMI en 2013. Pues bien, estos veinte ricos, ricos, ricos, son los que manejan el sistema junto con los títeres de turno que gobiernan al dictado, y el resto somos --cada uno en mayor o menor grado-- las víctimas sobre las que recaen los impuestos, el 21% de IVA cultural, las multas o descuentos a los pobres en la devolución de la renta si se empeñan en que falta un recibo de 200 euros, los copagos de los medicamentos, la mala atención inducida en los hospitales del Estado, el deterioro vergonzoso de las escuelas públicas, la tristeza de los hijos sin empleo, sin casa, y sin procrear porque no pueden permitirse el lujo de tener descendencia, cuando hay un ministro que "promociona la vida". Víctimas por pagar unos recibos de luz escandalosos, ilegales y engañosos. Por padecer a un presidente del Gobierno y a una alcaldesa de Madrid (ilegítima) que no saben hablar en público ni cuando están delante de Obama, uno. Ni cuando otra es capaz de decir "Bilbado" y quedarse tan fresca.

Somos antisistema porque nos mienten descaradamente en cada declaración propagandística en la que aseguran que "estamos saliendo de la crisis". Estarán saliendo ellos, la minoría que habrá perdido algún millón por el camino. Somos antisistema porque solo en un país de locos pueden dar una noticia como la siguiente: los trabajadores de las lavanderías de los hospitales de Madrid ganan 1.100 euros brutos y con la crisis les han rebajado a 900 euros, protestan y con razón. Mientras que los profesores de Educación interinos ganan 430 euros y nadie les hace caso en sus protestas. Marca España.

Periodista y escritora