El goteo de encuestas persiste en un intento de dibujar las intenciones a medio plazo de un cuerpo electoral que en un año votará en las municipales y autonómicas, preludio de las generales, sean cuando sean. Y el mensaje se acentúa para la segunda opción: Ciudadanos va en cabeza, marcando un diferencial con el PP que le pondría en disposición de liderar el Gobierno con el apoyo de los presuntos perdedores. La formación naranja pretende pintar la política de su color, alternativa a lo que su líder Albert Rivera define como los muros rojo y azul. El pasado fin de semana ya anunció en el cónclave de su formación que para lograr ganar hay que sumar a su oferta el talento de independientes, a los que incluiría en sus listas. Y el mensaje lo defendió frente a los pesos pesados de su partido, que vaya gracia les debió hacer escuchar que la mejora de la opción para alcanzar el poder que los sondeos le vaticinan, pasa por el fichaje de candidatos externos a la formación. Como se hace con esos jugadores que llegan a los equipos en las ventanas de la competición para salvar, o afianzar opciones. La cantera, que aguantó las verdes, quizá tenga que ver cómo en las maduras los carteles enmarcan figuras recién llegadas. El caso de Manuel Valls, el hispano francés forjado políticamente en el Partido Socialista del país vecino y que se ha ido escorando chino chano hacia la derecha, podría ser candidato de Ciudadanos a la alcaldía de Barcelona y ejemplo de lo que se anuncia. PP, PSOE y Podemos andan cada uno con sus líos. A ver si Cs se va a crear sus propios.

*Periodista