En ocasiones, pudiera parecer que determinados políticos pelean por llevarse un premio al mejor insultador , o al más crispante. Y en tal propósito, no hay duda de que el ingenio de Mariano Rajoy se desborda y supera cualquier existencia en el mercado. Don Mariano, que se cree más listo que ninguno, parece que tiene muy difícil digerir que alguien distinto a él mismo dirija los destinos del país. Y a ese adversario que, contra pronóstico, le desbancó le dirige, con ocasión o sin ella, las invectivas más soeces. Don Mariano ha llegado a la conclusión de que hacer oposición es rebatir, atacar, criticar todo lo que hace el adversario. Para Rajoy, el ejecutivo de Zapatero "no tiene ideas para España, se mueve al aire que más sopla, es el gobierno de la foto, de la sonrisa tonta y de la estulticia insuperable". En cambio, cabe suponer, que se cree don Mariano en posesión permanente de la verdad por la sencilla razón de que piensa justamente lo contrario que su adversario. No se sabe que se dedique a otra cosa que a pensar maldades del contrario. Pero eso parece insuficiente munición para quien aspira a recuperar lo que sigue entendiendo que le fue robado con malas artes el 14-M.

*Periodista.