Al final la vamos a liar. Tanto enredar con el campo y tan poco con el equipo. Tanto enredar con todo, ay ay ay. En fin. La pongan donde la pongan, la pongan ya. Mucho tiempo no queda para nada. Se pasó el arroz. El edificio con estadio adosado o viceversa es fiero, pero que sea cuanto antes lo que haya de ser. Que cumplan las normas de evacuación masiva, que dispongan las avenidas para situaciones límite entre dos megahospitales, pero que se sienten y lo pacten. Y si no, a Valdespartera, Valdefierro, San Gregorio o en medio de la mismísima Expo, pero ya sin más trámites que la ley y el sentido común. Y que si se ha de quedar el del dibujo, que lo retoquen un poco, una miaja, que miren las cosas que se hacen por esos mundos, que viajen, que se enchufen a internet, que parece que esos cajones los ha hecho alguien que odia el fútbol y la cumbia. Que valoren la curva, ya inventada en el mioceno o antes. Megahospitales, ya van a inaugurar las plantas superiores del Servet, que dicen que han quedado preciosas (pero no tanto como para enfermar para estrenar, ojo). Expo por doquier: vienen a la fiesta de los 25 años de TVE Aragón, que presentó anoche en el principal Pepa Bueno, y enseguida reciben un soplo de Expo, el mismo taxista les explica ya cómo va a quedar todo, el meandro. Tero Lozano, que empezó por esos páramos de Teruel --como Hugo Miquele, por cierto-- y ahora dirige Siete días, siete noches en Antena 3, con un share de infarto, siempre contagiando alegría y buen humor. Nada más aterrizar o alunizar en Delicias Station, el que ha conocido esta ciudad recibe el soplo Expo, el gran cambiazo. Y esto ya es lo mejor, aunque todo esté por venir. Se queja sin quejarse el pintor Ignacio Mayayo de que se va a quedar sin meandro, pues él suele ir a pintar los domingos a esas huertas. De repente, es verdad, dentro de la alegría infinita, nos entra ya una morriña prematura, una añoranza de ese trozo de huerta y caminos, torres de labranza y perros que salen a ladrar al ciclista, al pintor. Es normal esta premelancolía absurda, Mayayo está muy contento por la Expo, pero el humano es contradictivo, y en medio del megaéxito, en medio de los sueños, el humano se permite un ay que surge de la infancia: que dejen un trozo de huerta salvaje, o sea, normal. Una hectárea o dos para que vaya Mayayo a pintar los domingos.

*Escritor y periodista