Nos quieren subir el IBI, el agua, las basuras y, de tanto tentar, una testosterona que se verá reflejada en las urnas. Además, a algunos, nos persiguen mendaz y erróneamente. Carezco de casa en propiedad, y las administraciones públicas me remiten infumables y desconocidas pamplinas sobre catastros y similares. Vivo en alquiler que religiosamente pago, y los servicios de inspección urbanística ordenan derribar barbacoas (¡pobre de mí!). Tratan de cobrarme el agua utilizada en Mesones de Isuela, cuando en 1989 dejé de vivir en tal domicilio, alquilado, claro, y tras haber sido embargado por lo que no me concierne y que, sin embargo, pagué religiosamente. Me viene a la mente Catilina, y el famoso hasta cuando abusarás de mi paciencia... Pero llegan las vacaciones, para todos merecidas aunque sobre todo para quienes sufrimos persecución ordenada no sé ahora mismo por quién, pero muy pronto tendré datos, y entonces, el código penal contempla toda una suerte de apartados. En alguno de ellos encontraré cobijo, y como formo parte de los que estiman que la Justicia no es un cachondeo, a lo mejor alguno va a recibir lo suyo. Y con propina añadida, caballero.

*Profesor de Universidad