Centenares de miles de ciudadanos aragoneses, de otras comunidades españolas y de distintas partes del mundo, volvieron a desfilar ayer por las calles de Zaragoza para participar en la tradicional Ofrenda de flores a la Virgen del Pilar. Pero antes de desfilar la mayoría de ellos tuvieron que hacer una larga espera (desde las 7,30 horas) en los puntos de salida, circunstancia que se desarrolló con absoluta normalidad y en un ambiente tan tranquilo como festivo. Los aragoneses, que un año más desfilaron con sus mejores galas, se volcaron como nunca en la Ofrenda, y los servicios municipales que participaron en el buen desarrollo de la misma estuvieron también a la altura de las circunstancias.