¿Quién sumará?, titula EL PERIÓDICO en portada en referencia a la pugna electoral en Zaragoza y Aragón, pero el título podría aplicarse a muchas de las elecciones municipales, autonómicas y a las europeas que se celebran hoy. El fin del bipartidismo ha enviado al baúl de los recuerdos las mayorías absolutas, ha convertido las noches electorales en una montaña rusa de emociones y ha hecho que los pactos poselectorales sean imprescindibles. La noche de este superdomingo en el que los ciudadanos españoles votan en elecciones municipales, autonómicas y europeas será, así pues, muy larga. Y el día después estará marcado por los inevitables pactos.

En España, al bipartidismo le ha sucedido un duelo de bloques ideológicos, con el PSOE y el mundo Podemos y sus confluencias en la izquierda y el PP y Ciudadanos en la derecha. La pugna electoral se da al mismo tiempo entre y dentro de ambos ámbitos ideológicos. Para los dos bloques, el 26-M es una suerte de segunda vuelta de las elecciones legislativas del 28-A, que se saldaron con victoria del PSOE y derrota de la triple derecha, pese a la entrada de la ultraderecha de Vox en el Congreso. Con Madrid como gran objetivo, el PSOE busca refrendar los resultados del 28-A y hurgar en la herida de un PP debilitado por el auge de Cs y la irrupción de Vox. Aunque parece que el globo de Vox se ha pinchado un poco, hoy la ultraderecha entrará en numerosas autonomías y ayuntamientos.

Pablo Casado y Albert Rivera vivirán una noche de alta tensión, al igual que ocurrirá en Aragón con Javier Lambán y Pedro Santisteve, los únicos que se juegan la presidencia del Gobierno y el Ayuntamiento de Zaragoza, respectivamente. El líder popular nacional arriesga gran parte de su futuro político (un segundo revolcón sería letal para su liderazgo), mientras que el de Cs sueña con un sorpasso en la derecha que le permita arrogarse el papel de líder de la oposición a Pedro Sánchez. Es al efecto contagio de la victoria del líder socialista en el 28-A a lo que se aferran los barones socialistas para afianzar su poder.

En una escena interna tan convulsa e incierta, las elecciones europeas han quedado fuera de foco, a pesar de los grandes temas que hay encima de la mesa, desde el auge de la ultraderecha hasta la gestión de la inmigración. El resultado electoral europeo se leerá también en óptica interna, pero mucho de lo que hoy se decide se dirime en Bruselas y Estrasburgo.