En julio del 2008, el entonces presidente de la Generalitat, José Montilla, pronunció una de sus contadas frases para la historia. En la clausura del congreso de los socialistas catalanes dijo, refiriéndose al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero: «José Luis, te queremos mucho, pero queremos más a Cataluña». Nueve años después, otra presidenta autonómica, Susana Díaz, se ha dirigido en términos parecidos al secretario general del partido, Pedro Sánchez. «Como secretaria general de los socialistas andaluces y como presidenta de la Junta, te pido que nunca me hagas elegir entre las dos lealtades», proclamó Díaz, ante el delirio general de los asistentes al congreso del PSOE andaluz. Entre ambos casos hay dos pequeñas diferencias. Sánchez no es presidente del Gobierno, y Zapatero lo era. Y, segundo, hay dudas de que Díaz «quiera mucho» a Sánchez, a la vista de los navajazos que ambos se han cruzado en el convulso último periodo de su partido. Lo relevante, sin embargo, es que los socialistas siguen lejos de tener un modelo territorial compartido. Porque en las palabras de la líder andaluza aparece implícita una rebelión contra el planteamiento sanchista de una España plurinacional, una nación de naciones. Díaz vino a decir que el socialismo andaluz se pondrá frente al intento de la cúpula del partido de promover una salida al conflicto catalán que no pase por el café para todos. Nada más significativo que el homenaje que Díaz le dispensó a Alfonso Guerra, militante ejemplar del jacobinismo socialista.