El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, va a imponer a todos sus concejales un recorte del 5% en el gasto corriente dada la situación de penuria económica por la que atraviesa la casa consistorial. En términos generales, la medida es positiva y, sobre todo, consecuente en una corporación que hace sólo unos meses decidió subir los impuestos hasta tres veces por encima del IPC apelando a los desfases con los que se han cerrado los últimos presupuestos. Ahora bien, hacer tabla rasa, cuando hay departamentos municipales que tienen ya verdaderos problemas sin aplicar siquiera este recorte del gasto, es una solución más salomónica que adaptada a las necesidades reales. Hace bien el Ayuntamiento de Zaragoza intentando mejorar su precaria salud financiera, pero no a cualquier precio, por lo que convendría estudiar algunas excepcionalidades. En unas semanas, cuando comience a aplicarse la medida, lo veremos.