El otro día, iba paseando por las estribaciones de los Picos de Europa (un paisaje maravilloso) y me topé con un arbolazo caído sobre la senda. ¡Este Cubero...!, refunfuñé llevado por la costumbre. A mi acompañante no le hizo mucha gracia, pero yo eché una risita, ¡je. je, je!, porque en realidad estoy harto de que el citado concejal de ZeC aparezca hasta en la sopa. Por su torpeza supongo, pero también (vamos a ser claros) porque intenta subvertir asuntos y negocios que parecían intocables. Y eso...

Desliar la administración de Zaragoza es tarea árdua. Quizás por encima de la capacidad de algunos de sus actuales gestores, cuyo nivel de conocimiento, no obstante, podría ser considerado muy superior al de equipos de gobierno anteriores. Por ejemplo el que presidió González Triviño, donde sólo tenían título universitario (medio) Carmen Solano y Antonio Piazuelo, y del que formaban parte clamorosos analfabetos funcionales. En todo caso no creo que esa sea la cuestión. La cosa no va de diplomas sino de qué meta se plantea cada cargo electo. Mantener en marcha el juego de los apaños y los intereses tradicionales lo puede hacer cualquiera por iletrado que sea. Intentar removerlo para ponerle fin exige mucha inteligencia y finura, además de coraje.

Cubero y quienes le siguen creen que los constantes encontronazos con todo bicho viviente les favorecerán en una nueva cita con las urnas. Y si ellos lo ven así, allá se las compongan. Pero mientras tanto gran parte del vecindario zaragozano no acaba de entender lo que pasa, porque nadie se lo explica bien (por muy distintos motivos). Las trabajadoras del 010 se están quedando en una inquietante tierra de nadie, llevan más de dos meses sin cobrar y su futuro no parece muy halagüeño. Los aciertos de Santisteve y su pequeña (pero variopinta) tropa, que no están siendo menores, quedan ocultos por la escandalera. Y Zaragoza dista de haberse liberado de las maldiciones que tomaron fuerza en los años Sesenta, sobrevivieron al franquismo y se impusieron a la propia democracia. Demasiado.