Las buenas sensaciones, que en un puñado importante de partidos esta temporada han apuntado alto, desaparecieron ayer contra la Cultural. Si las hubo fueron malas. Sobre aquellas, sobre las buenas sensaciones, se construyó con justicia el relato esperanzador de este primer tercio de la temporada. Ha ido pasando el tiempo, las sensaciones han ido yendo y viniendo pero el Zaragoza no ha encontrado hasta el momento la manera de ganar. Tres derrotas en doce partidos es un balance notable. Tres victorias en doce partidos es un registro insuficiente.

El Zaragoza está atravesando un mal momento, especialmente producto de los dos últimos empates (Sevilla Atlético y Cultural Leonesa) y de la dificultad extrema para encontrar el camino de la victoria en casa, donde todos los equipos ganadores sustentan sus éxitos.

Natxo González llegó a la ciudad con una idea firme que pronto consiguió la aprobación popular. Fue un paso de gigante. Sin embargo, aún no ha logrado que esa idea sea ganadora, unas veces por la endeblez defensiva o, cuando esta desaparece, por los problemas para hacer gol. Por una cosa o por otra, el Zaragoza no gana. El equipo está atravesando el segundo brete de la temporada. El primero, al principio de la Liga, se gestionó bien y la cabeza asomó. El trabajo de Natxo sigue siendo encontrar las soluciones que hasta ahora no ha encontrado. Los matices que faltan a su idea para ganar partidos. Y que en ese proceso, el proyecto no se resquebraje por las dudas como sucedió otras temporadas. Que nada habría peor que abrir ese melón.