Los directivos aragoneses reunidos ayer en la cumbre de ADEA coincidieron en valorar el sector tecnológico como clave para la recuperación y la diversificación de una economía dependiente del automóvil, de la agroindustria y del turismo. El Gobierno aragonés, representado en el inicio de la jornada por el consejero Arturo Aliaga, debería tomar nota. Sobre todo después del conflicto generado entre la DGA y la universidad por la falta de financiación del campus. ¿No es allí donde debería darse el germen de esa revolución tecnológica?