Pensé escribir sobre Petisme, que después de publicar su dolorido y doloroso El cielo de Bagdad , va camino de Palestina con la Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia para cantar contra el muro de la vergüenza que aniquilará a ese país para mayor gloria del horror y de Sharon. Pensé escribir sobre las diatribas de los obispos contra los derechos humanos en las que mezclan sin pudor prejuicios, desconocimiento y fobias y en las que, ajenos a la realidad, piden el voto para partidos antiabortistas y anti divorcio y guardan silencio sobre la guerra y la violencia doméstica de la que culpan a la libertad. Pensé escribir sobre el Carnaval, locura y renacer primaveral, hija de los saturnales y maternales romanos, despendole mediterráneo, época de lifaras y excesos. Pero la primera piedra y la tubería subsiguiente del atentado ecológico y social que supone el trasvase del PP, me cayó encima y me abrió la cabeza. No me enterró la esperanza, ni me rompió el ánimo, ni me quebró las ganas de ir a donde haga falta, las veces que haga falta, a decir no. Pero me escoció ver, una vez más, la mentira. Ni diálogo, ni solidaridad. El gran chandrío comienza 20 días antes de votar. Y, lo peor, quizá no pase nada. *Periodista