Un viejo axioma jurídico, que creo que aún se enseña en Periodismo, dice que la causa de la causa es el mal causado. Algo así como una invitación para buscar el origen de los problemas más allá de la primera apariencia. Pero, tiempos estos de pensamiento débil, triunfan los análisis deliberadamente simples. En la tragedia de la escuela de Osetia, la causa del horror es el terrorismo, una lacra brutal, pero la causa de la causa, es la guerra de Chechenia y los deseos del control político y de las bolsas de petróleo bajo su suelo y en el resto del Cáucaso, que a toda costa quiere Moscú. Modelos de estado, de desarrollo, de relaciones internaciones y humanas que parecen ser los únicos posibles pero que son valores demostradamente imposibles en la historia del mundo. Los mismos que la comunidad internacional avala y santifica en nombre de su dios, su gobierno o su petróleo. Eso que Freud llamó "desgana de cultura", una especie de fe casi religiosa en el "yo y mis intereses" y la visión del "otro", siempre como enemigo, los instintos de la sangre. Alguien me dijo una vez que debería escribir solo de temas cercanos. Por eso escribo esto. Los intereses y valores que definen nuestra vida definen el mundo. *Periodista