Se habla de terrorismo en todos los foros, a menudo con planteamientos obvios y mediante simplificaciones conceptuales ciertamente alarmantes. Los políticos y la mayor parte de los medios de comunicación de masas han decidido enfocar el asunto desde la emotividad y la más absoluta ausencia de matices. Los gurús del pensamiento neoconservador han hallado en el tema un filón del cual extraer tesis apocalípticas y convenientes para los nuevos poderes oligárquicos que pretenden cambiar (y dominar) el Mundo.

La primera cuestión a tener en cuenta es que, contrariamente a la terminología al uso, no existe un sólo terrorismo universal , internacional o global . Estamos ante un fenómeno variado, dispar y que proyecta distintas amenazas en distintos lugares y con distintos orígenes.

En España tenemos un perfecto paradigma: una cosa es ETA y otra los islamistas. Es más, puede que la irrupción de éstos sea la causa última que determine el ocaso definitivo de la banda vasca. Acosados en suelo francés, con su aparato logístico desmantelado, sus técnicos detenidos y su capacidad operativa bajo mínimos, los dirigentes etarras que aún siguen en libertad tienen poco margen de actuación; pero la irrupción de otros terroristas, más destructivos y fanáticos, procedentes de una esfera ideológica tan alejada de la suya, ha roto su lógica política y militar. Les ha dejado sin sitio.

ETA, operando desde un territorio rico y en un espacio democrático, nada tiene que ver con los kurdos del PKK, con las FARC colombianas o con los palestinos de Hamas. Pero ninguna de estas organizaciones, ni otras hoy inactivas como el IRA o los Tigres Tamiles de Sri Lanka, pueden ser comparadas o asimiladas a la famosa red islamista de Al Qaeda. En el caso del terrorismo islamista ni siquiera disponemos de organigramas fiables sobre el conjunto de subgrupos que lo integran. ¿Cómo será posible combatir algo que se desconoce?

Lo obvio es que las acciones terroristas que masacran población civil son condenables y representan una amenaza que requiere una respuesta adecuada para mantener la seguridad de las gentes. Pero estamos hablando desde una perspectiva limitada. El terrorismo está en la misma esencia de la guerra. Y sus ataques masivos e indiscriminados fueron ejercidos por los estados y sus ejércitos mucho antes de que las organizaciones clandestinas o las guerrillas insurgentes decidieran imitar la táctica. La moderna Historia de la infamia tiene sus hitos previos en Guernika y Coventry, en Hamburgo y Hiroshima; en los bombardeos sobre Indochina, en los genocidios desencadenados por Suharto en Indonesia y por Pinochet y Videla en el Cono Sur americano.

El desarrollo de potentes explosivos de fácil transporte y manejo han permitido desencadenar el terror desde el otro lado . Las potencias (incluso las de segundo nivel) disponen de capacidad militar para trasladar la muerte mediante instrumentos sofisticados. La intervención rusa en Chechenia o la de Estados Unidos y Gran Bretaña en Afganistán e Irak demuestran que no existe adversario menor capaz de enfrentarse en una guerra convencional a los grandes ejércitos modernos. Pero la frustración de los derrotados puede canalizarse hacia respuestas que ahora reconocemos como terrorismo. ¿Acaso las agresiones previas no lo son también?

Otra obviedad: nada hay que justifique el terrorismo; no caben las coartadas políticas, no podemos mostrar compresión hacia los criminales. Cierto... Pero los hechos son tozudos y no es posible hoy analizar los terrorismos sin ubicarlos en sus respectivos procesos históricos. ¿Olvidamos que las primeras acciones de terrorismo insurgente en Oriente Próximo fueron llevadas a cabo contra la Gran Bretaña y los árabes de Palestina por las organizaciones judias sionistas? ¿Quién sino el ejército británico utilizó por vez primera armas químicas en Irak (1920-21) para reducir la resistencia de los árabes a quienes previamente se había prometido la independencia si se rebelaban contra el Imperio Turco durante la I Guerra Mundial? ¿Por qué Occidente alentó las organizaciones integristas en el Islam mientras saboteaba a los regímenes árabes laicos y progresistas?

Hoy nos enfrentamos a un problema complejo, porque terrorismos hay más de uno y será difícil enfocar la lucha por la paz y la seguridad sin reflexionar sobre lo que ha pasado y está pasando en el Mundo. Afrontar el terror mediante guerras ilegales no es el camino. También mueren mujeres y niños en Faluya. Cuando los helicóptero Apache sobrevuelan sus casas, también los iraquíes se sienten amenazados.