Ahora que todos estamos muy preocupados por el futuro de Teruel y el cierre inminente (y necesario) de las minas de carbón y la central de Andorra, convendría sentarse un momento a reflexionar. Porque no estamos ante un asunto que haya sobrevenido de repente, ni encontraremos solución en el victimismo.

El caso es que la Cámara de Cuentas ha dado a conocer un informe sobre el uso del Fondo de Inversiones de Teruel (Fite) cuyas conclusiones son tremendas, sobre todo las referidas a Motorland. Este presunto proyecto estratégico ha consumido ya 131,18 millones del Fondo, además de otras inversiones por cuenta de los presupuestos del Gobierno aragonés, subvenciones, créditos y apaños. A fecha de hoy, la Ciudad del Motor ha engullido doscientos y pico millones (se desconoce la cifra exacta) y devora entre ocho y diez millones al año. Por eso el Fite ha de poner más y más pasta cada año. Es un pozo sin fondo ni remedio.

Motorland es el paradigma, pero otras operaciones similares, aunque parezcan algo más arregladas, tampoco acaban de demostrar su plena sostenibilidad. Por supuesto ni se crea riqueza estable ni se frena la despoblación ni nada parecido. El cálculo de las repercusiones sociales es puro cachondeo. Se ha tirado el dinero en políticas de escaparate trufadas de chanchullos (lo de los chanchullos lo digo yo, ojo, no la Cámara de Cuentas). Solo el Fondo ha dispuesto de casi mil millones desde los años Noventa. La reindustrialización de las cuencas y el plan Miner han movilizado otras importantes cantidades, de cuyo gasto no hay ni datos fiables ni evaluaciones posteriores. Si las hubiera, ¡ay madre!

Lo genial es que todo este barullo (por cuya descripción suelen llamarme de todo) apenas ha creado sensación de escándalo. La misma opinión pública (y política y mediática) capaz de rasgarse las vestiduras por cualquier menudencia ha asistido impávida a la locura de Motorland... que negociaba el GP de motociclismo a través de un sobrino carnal del gran jefe de Dorna, la empresa organizadora del evento. Ya nos vale.