El problema es que ahora Teruel Existe no sólo es un lema de éxito, plagiado en todas partes (sin citarlo), no sólo es una referencia ciudadana de prestigio, aquello tan manoseado (y temido) de la sociedad civil, sino que además ha sacado a la calle a toda la provincia. Ha conseguido que miles de personas emprendan ese viaje interminable a Zaragoza, horas de penalidades en el siglo XXI, una especie de Marcha Verde hacia la Aljafería (que estaba cerrada). Claro, esas penalidades en las comunicaciones son la causa del malestar, pero hasta ahora nunca se había producido tanta respuesta, una caravana tan abrumadora. Esas condiciones sudanesas que aíslan a Teruel del mundo wifi, de la vida cool y guay, han retrasado la explosión. Pero ahora, una vez roto el dique, los turolenses --y los aragoneses, porque esto refleja bastantes atrozos de la comunidad-- saben que están casi todos por la labor. Lo comprobaron el domingo, viéndose con sus carteles que, por cierto, estaban homologados, estandarizados. Este detalle de la cartelería o pancartería de diseño único da una idea del grado de organización a que ha llegado TE. Parecía un ejército. Para la próxima hay que cambiar el color de los carteles, que las fotos salen muy marrones. Han de ser color rosa para impactar al zetapeperismo. Porque tendrá que haber próxima: al menos por ahora no se ha oído ninguna respuesta de arriba. La autoridad, ante estas osadías, se refugia en el paso del tiempo, que trabaja el olvido. Por la experiencia de las luchas antitrasvase, que es tanta y ya la llevamos incorporada a los genes de última hornada, sabemos que con una manifestación no basta. Tras el minuto de gloria el silencio es abrumador, mientras que el poder, en sus múltiples capas, sigue emitiendo día y noche, y sus ruedas de prensa acaban por apisonar aquella manifestación que, en este caso, ha regresado a sus pueblos donde todo sigue igual, sin teléfono, sin carretera ni tren, sin escuela ni médico... apenas un punto para el helicóptero del 112, una coordenada.

La experiencia ha demostrado que hay que insistir, que las autovías nunca vienen solas. Que si no se persevera entra el malaganismo: ya parece que aquella mañana gloriosa no sirvió para nada, todo queda en una excursión. Por eso urge poner fecha a la próxima mani. Que para desconvocar siempre hay tiempo.

*Escritor y periodista