No han tenido mucho tiempo, pero se supone que los estrategas de los partidos políticos habrán cerrado ya el diseño de la nueva campaña electoral tras los resultados de las elecciones generales del 28-A. Toca ahora lo que parece más lejano, pero nos afecta en el día a día, los comicios europeos, pero sobre todo toca votar lo más cercano, las Cortes de Aragón y los ayuntamientos. Y ahí es donde todos se la vuelven a jugar en esta segunda vuelta. El PSOE intentará mantener los excelentes resultados, el PP, remontar su debacle, Ciudadanos, seguir firmes hacia arriba, Podemos e IU, recuperar el terreno perdido, y CHA, PAR y ZeC, que no han tenido primera vuelta, buscan por lo menos, lo mismo que tenían y si es un poco más, mejor.

Las incógnitas son muchas para todos. ¿Los electores votarán igual que el domingo pasado con un solo mes de diferencia? ¿Se arrepentirán los que votaron a Vox? ¿Tiene el mismo tirón Pedro Sánchez que Javier Lambán? ¿Y Pilar Alegría, en Zaragoza? ¿Los votos de CHA prestados al PSOE volverán a los nacionalistas? ¿Y los que cedieron a Cs los del PAR? ¿Serán más fieles los votantes de ZeC e IU que lo han sido los de Podemos con Echenique? ¿Violeta Barba y Raúl Burillo restarán votos por la izquierda para nada? ¿Tendrá más fácil el PP recuperar votos en las cabeceras comarcales que en las capitales? ¿Sara Fernández dará el sorpasso a Jorge Azcón? ¿Conseguirá el PAR que Arturo Aliaga, número uno por Zaragoza, sea diputado?... Y así se podrían seguir haciendo preguntas sin respuesta clara.

Por eso, a partir del próximo viernes vamos a volver a ver a todos los partidos con un mayor ahínco que lo que los vimos en la campaña de las generales. Porque los del territorio se juegan lo suyo. Probablemente los líderes nacionales que el 28-A perdieron tampoco hagan mucho acto de presencia por Aragón, a diferencia de alguno de los ganadores (más bien Rivera) que seguro que se deja ver más.

Eso sí, todos tienen unos grandes desafíos. En el PSOE aragonés, mantener el nivel de Sánchez en las generales. El triunfo de Lambán parece claro, pero su objetivo es mantener los porcentajes del domingo pasado lo que facilitaría conseguir su único objetivo que es mantener la presidencia del Gobierno de Aragón y recuperar la Alcaldía de Zaragoza perdida en el 2015. Los pactos, ya se verán, pero el desafío es no tener menos votos que el domingo pasado.

El desafío de los populares es sencillo: remontar. No les queda otra. El candidato a presidente, Luis María Beamonte, tiene claro que bajará en votos y escaños respecto a los que el PP tenía hasta ahora en las Cortes, pero también está convencido de que la catástrofe del otro día no se va a repetir y que incluso la derrota en su propio municipio, Tarazona, es solo un espejismo. Su objetivo: sumar entre 37 y 38 escaños en la Aljafería junto con el resto de partidos de centroderecha y gobernar. En el Ayuntamiento de Zaragoza se ve casi imposible.

Ciudadanos espera seguir igual de firmes. Saben que en las cabeceras comarcales pinchan porque no tienen tantas candidaturas como PSOE y PP, pero su único desafío es seguir fuertes en las grandes ciudades y dar el mayor número de sorpassos. Saben que serán decisivos en los pactos, que tendrán muchos cargos y no se cierran a hacerse incluso con el sillón de Santisteve.

El desafío de ZeC, Podemos e IU es recuperar votos y no perder demasiados, para ser claves a la hora de pactar gobiernos. El tirón del alcalde de Zaragoza es un valor para la izquierda frente a la fortaleza de Cs y las dudas que hay sobre el PSOE. Superar la fragmentación, sin embargo, es su gran reto porque los votantes de esa izquierda, aunque sean fieles, van a tener mucha oferta para elegir.

Chunta Aragonesista espera quedarse igual que está. Sin desgaste en las generales, con un buen bagaje de José Luis Soro en el Gobierno de Aragón y de Carmelo Asensio en la oposición en el Ayuntamiento de Zaragoza, su desafío es repetir. La fragmentación de la izquierda les puede beneficiar.

Y el desafío del PAR es entrar en las instituciones. Elección tras elección han perdido tanto voto que ahora viajan otra vez al centro, después de haber estado también en la plaza Colón, con el ánimo de seguir siendo «el clavico del abanico». Aunque son conscientes de que los tiempos son totalmente distintos. Los pueblos siguen siendo su baza, pero cada vez menos.

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